Mi cuerpo reacciona, siento que mi piel y mi corazón se pone en alerta, mi sangre fluye con más fuerza y me siento arrastrado a la historia que palpita junto a mí.
Ya veo, ya siento ese frío que me invade, es una mezcla rara del clima y la muerte, no necesito cerrar mis ojos, solo necesito controlar mis angustias, poder contener el llanto, poder sentir que todavía estoy, noches cerradas iluminadas por el fuego de las armas, letal sinfonía del ruido de las turbinas de los aviones, silencio infinito…
De pronto, el silbato de un misil que pasa buscando la vida de aquel que no volverá, hoy no fue para mí, quizás la próxima, no sé…
Qué raro… estoy junto a ti, mi Dios, y no me animo a preguntar, trato de no perderte, siento tu compañía. Escucho una explosión, gritos de auxilio, salgo corriendo tratando de ayudar, es todo un infierno… las llamas iluminan esta triste madrugada, te busco y solo encuentro el horror de una guerra… te veo perdido en el fuselaje de ese director de tiro donde se desvanece tu vida, tu esperanza y tu ilusión.
Me enfrento a la muerte y no la acepto, te grito para que regreses, y no me respondes, sigo perdido en esa realidad que me golpea y me destruye… Trato de sostenerme y me arrodillo sobre la turba tratando de ordenar toda esta locura, apoyo mis manos y siento que están húmedas, pienso en la lluvia, pero me doy cuenta que es tu sangre, tibia y roja, que penetra de a poco en este pedazo de Patria.
De repente, siento que me llaman, estoy confundido, miro mis manos, están temblando, más arrugadas, miro alrededor, no es Malvinas, no es mi refugio, es mi hogar, es el refugio que he construido para mis hijos, para protegerlos porque hoy, después de tantos años siento que otra guerra nos invade, con armas letales como la indiferencia, la soberbia, la falta de respeto a la vida, el odio, la falta de amor.
Qué tremendo, me doy cuenta que regresé y estoy aquí, convencido que no existe nada en el mundo que pueda negar nuestros derechos sobre vos, Malvinas, no existe nada en el mundo que pueda igualar a tu valor, a tu coraje, a tu hombría, a tu amistad…”
Miguel A. Peralta. Veterano de Guerra.
(N. de R.: EPIlogo le agradece especialmente a Miguel Peralta.)
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