Retomando la cuestión edilicia, puede sostenerse que la situación deplorable de las aulas desanima a quienes las habitan, alumnos y docentes. Entonces la situación deja claramente apreciable un desnivel en la cuestión educativa: frente a las constantes leyes que sostienen con vehemencia el paradigma de “una educación igual para todos” la realidad entrega otra imagen.
Quienes sostienen la afirmación de un proceso positivo del aprendizaje, desconocen el déficit material y edilicio de las Escuelas del Estado, el deterioro de la posterior oferta laboral para los sectores más humildes o hasta de clase media e incluso, la influencia de los medios masivos plagados de modelos culturales muy poco enriquecedores. Desconocen también que, todos estos fenómenos sociales derrumban cualquier voluntad de los integrantes de de una Comunidad Educativa y proyectos que se propongan para lograr la tan mentada equidad en el sistema educativo. Las leyes solas, no alcanzan para nada, sino hay voluntad transformadora.
Con el acompañamiento de una política educativa y social de acciones concretas, la sociedad logrará una educación igualitaria y acorde a las necesidades.
Lucía Comelli / Magalí Baccaro
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